¿Emular sus procesos o copiar sus resultados?, o El dilema del escritor frente a sus artistas más admirados.

“Emula el proceso, no los resultados”. Jay-Z - Artista y Productor musical.
Nunca copies a tus ídolos, emula sus procesos, el cómo lo hicieron, esos que les permitieron vencer sus obstáculos personales y tener conseguir obtener los resultados que tanto le admiramos.

Los seres humanos aprendemos emulando comportamientos que valoramos como exitosos, pero pocos se pasan el tiempo comprendiendo y analizando sus procesos, que es la única manera de poder copiar sus resultados. Lo que sería como querer volverse un futbolista profesional solo vistiéndonos y peinándonos como Messi. 

Si realmente admiras a alguien, investiga y emula sus procesos, sus lecturas, estudios, sus prácticas y entrenamientos, incluso investiga sus procesos de trabajo, que aunque son algo muy personal, pueden ayudarte a encontrar el tuyo, aprendiendo de ellos y poniendo en práctica lo que se te hace reconocible y apropiado.


Si admiras a Stephen King, cosa que realmente yo no hago, pero digamos que tú si lo haces, o al menos quieres vender 100.000.000 de libros como él, puedes comenzar investigando detalles clave de su proceso. Por ejemplo: King escribe unas dos mil palabras diarias desde hace 50 años, también es un tremendo lector, voraz, de muchísimos géneros, no solo el suyo. 

Su esposa, a quien conoció en la universidad estudiando literatura igual que él mismo, siempre ha sido su más dura, mejor y principal crítica, lo que lo ha ayudado a mejorar increíblemente sus libros. Aprenderás en tu investigación que él aprendió a escribir con historias cortas, cuentos y relatos, todavía las escribe, y que es uno de tantos escritores profesionales que aconsejar comenzar una vida de escritor con los cuentos, no por las novelas.

Al ver las entrevistas anteriores de King, sabrás que él escribe terror, pero lo hace de manera muy peculiar, centrándose en la técnica del suspenso, lo que lo hizo único en su momento, y quizá sea la principal ventaja competitiva respecto a todos los otros escritores de su época, excepto Dan Kontz, quien se le parece mucho en su uso del suspenso y facilidad de lectura, en muchas cosas realmente, menos en su obsesión por el terror.


Supongamos que admiras los libros de Harry Potter. Y supongamos que caes en la trampa y eres el novato número 10.327.815 en escribir otro libro de fantasía para jóvenes adultos, una más de las interminables historias sobre brujos, huérfanos especiales, magia y hechizos que espantan los pasillos y los correos de las editoriales. Y te has preguntado, al igual que yo, que soy parte del mismo club, ¿por qué nadie leyó ni te publicó tu ópera prima? Harry tiene 20 años siendo un éxito tremendo y las nuevas generaciones lo siguen descubriendo, ¿por qué él sí y nosotros no?

Veamos el proceso de J.K. Rowling ¿Sabías que ella estudió literatura en una prestigiosa universidad inglesa y se especializó en mitología comparada y estructura arquetipal, es decir, análisis de las historias desde el modelo psicológico-antropológico de Joseph Campbell? 

¿Sabías que todos sus libros de Potter siguen al dedillo la estructura del Viaje del Héroe? La del citado Campbell, no el refrito de Vogler. 

Revisemos el primer libro de Harry Potter, quizá el mejor de ellos, y verás que tiene 17 capítulos, no más, ni uno menos. Cada uno de ellos es una genial ejecución de los 17 pasos o estadios del Monomito, el viaje de todo héroe hacia la madurez y realización. Mito que comparten todas las historias sagradas en todas las culturas desde que existe la raza humana, según propuso el trabajo de Campbell, estructura que también es la base para la saga de las Guerras de las galaxias, las originales.

En cuanto al tema central en estos libros de J. K. Rowling es la familia. Si observamos más profundamente observamos que las principales fuerzas antagónicas en estos libros, es la depresión, encarnada en el arquetipo oscuro de los Dementores, monstruosas sombras flotantes que te debilitan y absorben la vida. 

Quizá lo más importante de todo es que J.K. Rowling es amante de las novelas de misterio.  Ella escribe misterio clásico, del tipo Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, Harry Potter tiene todos los tropos y técnicas de este género. Después de Harry, Rowling ha seguido escribiendo misterios, con pseudónimo, para que los lectores no se quejen de que sus nuevos libros son demasiad… carentes de magia. Pero adivinemos de que se queja la gente cuando descubre que Robert Galbraith es ella: “Este libro apesta, ¿por qué no tiene magia?”

El proceso es este: Lo que hizo especial a Harry es que todas las novelas son grandes historias de misterio, misterios clásicos británicos contados a la perfección. A esto le sumas que la autora sigue en sus libros la estructura arquetipal de todas las historias sagradas de la humanidad, el monomito de Joseph Campbell, el mismo modelo estructural de las Star Wars originales, lo que hace que los lectores se sienta atrapados de forma visceral e inconscientemente por la trama. 

El viaje de Harry trata sobre la depresión, la soledad y la familia, temas universales y con los que todos nos podemos relacionar. Y tenemos una de las historias más famosas de este siglo. Lo externo de sus libros: el decorado, si se quiere, es un mundo mágico de varitas mágicas y batallas entre hechiceros. 

Adivinemos qué parte de todo el modelo de la historia de Harry siguen copiando todos: la más superficial, le menos importante. A la mayoría de los lectores y de los espectadores no les gusta esta historia por la magia, les gusta la magia por esta historia. ¿La prueba? Entra a cualquier grupo de escritores, cualquier editorial, o cualquier taller de escritura y solo observa cuantos han fracasado intentando publicar, o francamente abandonando manuscritos sobre mundos mágicos porque no levantaron el interés de ningún lector ni editor.  Si eres escritor, no puedes ignorar este detalle.


Hwang Dong-hyuk escribió el guion del juego del calamar hace 10 años, pero su situación material era tan precaria que tuvo que vender su laptop, su instrumento de trabajo como escritor. Con el paso del tiempo siguió puliendo el guion, la idea, mientras tuvo que trabajar en cualquier otra cosa para sobrevivir. A la larga, pero no inmediatamente, pudo trabajar como guionista y director de TV y cine. Mientras se hacía con un espacio profesional en su natal Corea, siguió puliendo y mejorando esta historia, de la que él mismo confiesa estaba muy “cruda” o incompleta en su primera versión. 

En esa época ofreció el guion, pero nadie en Corea quiso producirlo, era demasiado “occidental”, “demasiado violento”, no era “romántico ni familiar”, lo que no solo sigue siendo cierto, sino que va contra el tipo de historia que produce la TV coreana con mucho éxito. Que un productor, un editor, otro profesional tengan razón sobre su valoración acerca de tu obra no quiere decir que hayas fallado, únicamente que debes pulirla y encontrar el lugar al que tu historia pertenece. Estos rechazos no querían decir que Hwang Dong-hyuk estuviese mal o equivocado. Él siguió esperando y puliendo el guion, que pasó de ser una película a una serie. 

En una entrevista que recomiendo leer en The Guardian, el autor menciona que elementos como los uniformes, las máscaras y los juegos más electrizantes fueron cambios añadidos en los últimos años, totalmente ausentes en la primera versión de 10 años atrás: 

“Estaba extremadamente mal económicamente. Mi madre se había tenido que jubilar por vejez de su trabajo y yo me dedicaba a desarrollar una película, pero no conseguía el financiamiento. Esta etapa sin trabajo duró casi un año. Tuvimos que vivir de pedir dinero prestado mi madre, mi abuela y yo”

Cuando su trayectoria profesional y el cúmulo de otros trabajos le permitieron la oportunidad de presentar su idea a Netflix, el guion estaba se acercaba mucho a la versión que conocemos. Según Hwang, valió la pena esperar. Darle espacio para pensar y mejorar su trabajo. Sobre todo, manejar un High Concept que pudiese ser entendido y enganchar fácilmente a los espectadores no solo en Corea, sino de todo el mundo.

Él es uno de esos guionistas que escribe o trabaja en sus proyectos todos los días, por años, alimenta y pule sus trabajos durante mucho tiempo antes de que estén listos para lanzarlos al público. 

En esa entrevista él confiesa que el estrés y la presión de la escritura, y luego, la producción de la serie, le llevó a perder seis dientes. 

Su historia parece de éxito instantáneo, pero únicamente si vemos las cosas desde la superficie. 

En sus Consejos para jóvenes escritores, Baudelaire nos dice: “Los nuevos escritores no reflexionan que todo comienzo está siempre precedido y es el resultado de otros veinte comienzos que no se conocen. Es el resultado de éxitos anteriores, a menudo invisibles a simple vista.”

Podría dar más ejemplos, pero ya la idea es clara: “Todos quieren estar en el jet privado, ¿pero quién está dispuesto a hacer el esfuerzo que requiere? ¿Quién quiere hacer el trabajo que eso conlleva?. Todos celebraron cuando Kobe Bryant anotó 61 puntos en un juego de básquetbol, sin embargo, ¿quién recuerda que ese mismo día, y todos los días desde su niñez, estuvo entrenando por horas interminables?” Jay-Z.

La pregunta principal sería si estamos dispuestos a hacer lo necesario para escribir buenos libros. 

En la segunda parte hablaremos de una lista de comprobación para reconocer nuestras propias debilidades y fortalezas frente a lo que eso implica. Al final de todas y cada una de ellas añadirás otra pregunta: ¿O sigo creyendo que voy a ser la excepción a la regla? Será una especie de confesionario literario, para arrojar un poco de luz sobre el nivel de compromiso que cada uno tiene con su propio sueño, meta o ambición de escribir.

Ahora que lo sabes, ve a crear algo genial con esta nueva información. ¡Te deseo todo el éxito del mundo, que te lo estás ganando!

Juan Brines

El Ingeniero Narrativo

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